El labrador retriever es una raza conocida por su carácter amable, su energía inagotable… y su amor por la comida. Si tienes uno, sabrás que este perro comería todo lo que le pongas delante, lo que convierte su alimentación en un aspecto clave de su salud. Saber cómo alimentar correctamente a un labrador retriever puede marcar la diferencia entre un perro sano y activo o uno con sobrepeso y problemas articulares. En esta guía te explicamos qué tipo de alimentación necesita, cuánto debe comer y qué errores debes evitar.
Necesidades nutricionales del labrador
El labrador es un perro grande y activo, con una complexión robusta y tendencia natural a engordar si no se controla su dieta. Necesita una alimentación equilibrada, rica en proteínas de calidad, grasas saludables y con un nivel moderado de carbohidratos. También requiere ácidos grasos omega-3 y 6 para el cuidado de la piel y el pelo, así como condroprotectores (como glucosamina) para sus articulaciones.
La mejor opción para cubrir estas necesidades suele ser un pienso específico para labradores o para razas grandes. Algunas marcas incluso formulan recetas adaptadas al metabolismo y estructura de esta raza.
¿Cuánto debe comer un labrador al día?
La cantidad varía según la edad, el peso y el nivel de actividad del perro. Como referencia general:
- Cachorros (hasta 12 meses): entre 250 y 500 gramos diarios, repartidos en 3 o 4 tomas.
- Adultos (1 a 7 años): entre 350 y 450 gramos al día, en 2 tomas.
- Senior (a partir de 8 años): alrededor de 300 a 400 gramos, ajustando si hay menor actividad.
Es importante leer las indicaciones del fabricante del pienso y ajustarlas según la condición física del perro. No todos los labradores queman la misma energía: un perro que hace ejercicio diario necesitará más que uno sedentario.
Pienso seco, húmedo o dieta casera: ¿qué elegir?
El pienso seco es la opción más cómoda, equilibrada y fácil de almacenar. Aporta todos los nutrientes necesarios si es de buena calidad. El pienso húmedo puede utilizarse como complemento, pero no se recomienda como base principal porque suele tener más grasas y menos nutrientes concentrados.
La dieta casera o BARF (alimentación cruda) es una opción válida, pero requiere supervisión veterinaria para garantizar el equilibrio nutricional. Nunca improvises una dieta casera sin asesoramiento, ya que podrías causar deficiencias importantes.
Evita premios calóricos y controla el peso
El mayor error en la alimentación del labrador es el exceso de snacks, sobras de comida o pan. Esta raza es muy glotona y tiende a engordar con facilidad, lo que puede derivar en problemas como displasia de cadera, diabetes o fatiga crónica.
Utiliza premios bajos en calorías durante el entrenamiento y controla su peso regularmente. Un labrador sano debe tener una cintura definida y no mostrar costillas sobresalientes, pero sí perceptibles al tacto.
Conclusión: una alimentación equilibrada para una vida larga y feliz
Alimentar bien a un perro labrador retriever no implica nada más darle de comer, también se debe cuidar su salud desde el cuenco. Elige un pienso de calidad, ajusta la cantidad a su ritmo de vida y evita los excesos innecesarios. Con estos cuidados, tu labrador vivirá más años, con más energía y mejor calidad de vida.